Posted by: Ana López Acosta - 13 de agosto 2018 -
La dicotomía entre el ocio y el trabajo, y la exaltación de éste útimo en relación al primero, es característico de la sociedad postindustrial. Pero el tiempo es uno e indivisible, su escisión y control es un proceso artificial que se fue modelando y normalizando a lo largo de los siglos.
La evidente falta de libertad durante las horas de trabajo, agregando a ésto los desplazamientos que buena parte de la población tiene que realizar para acceder a sus lugares de trabajo, convierte al hombre postmoderno en un individuo que invierte la mayor parte de su tiempo en actividades que serían impensadas para el hombre libre de la Grecia clásica, por ejemplo. Las virtudes cívicas del trabajo dependiente, son relativamente nuevas. Antiguamente el trabajo era considerado "un mal necesario".
Y qué sucede con el ocio? Qué sucede con esa porción de tiempo, libre, que el hombre tiene para sí? Cómo transcurre el hombre postmoderno sus horas de ocio, su tiempo de descanso? Tiene noción cabal de que la rutina de la sociedad consumista resulta alienante? Humaniza el tiempo libre al hombre de la llamada era tecnólogica?
Más datos: Juliana Azevedo Schirm Faria, Christianne L. Gomes
